El pasado 22 de octubre de 2023 facilité un taller en la conferencia de Software Crafters Barcelona. Salió bastante bien, gustó, me dieron buen feedback, pero nada que ver con lo que me había imaginado, y mira que me imaginé casi todos los escenarios posibles. Mi idea era facilitar un taller sobre refactor automáticos con el IDE que uso en el día a día, dejando claro los porqués de cada uno de ellos y la utilidad que tienen para que cualquiera de los asistentes puedan darle uso en su día a día. Este taller es parte de un curso completo que ofrecemos en la empresa.

👉 Puedes ver el repositorio del taller aquí: Workshop Introduction to Refactoring in Java

La sala era bastante pequeña, algo que fue una ventaja, no tendría que forzar la voz y ayudaría a un ambiente más cercano. El primer y principal problema surge cuando de los 25 asistentes (aproximadamente) habían traído portátil 3 personas para participar en el taller y una era un compañero mío de trabajo que ya había hecho el taller (gracias Airán Sánchez por el apoyo).

En ese momento entró el pánico en mí. ¿Cómo pueden venir más de 20 personas a un taller de programación con el requisito previo de tener un repositorio configurado en local sin un ordenador? No acabo de comprenderlo. Ahora, días más tarde, hablando con varios compañeros, parece que es más habitual de lo que imaginaba. Perfectamente podría haber dicho que no podía hacer el taller, pero no me atreví. La verdad es que no me atreví a decir que no porque ya había hecho un esfuerzo y es un evento que me gusta mucho.

Yo no estaba preparado para hacer una sesión de programación en directo mientras todo el público me observa. Esto hizo que los nervios me jugasen alguna mala pasada. Me adelanté dando explicaciones y soluciones al “no poder” revisar las notas de la sesión entre ejercicios.

Realmente si que podía revisar las notas, pero al estar todas las miradas sobre mí, sentía más presión de demostrar mis conocimientos y revisar unas notas lo sentía como “una derrota” por no saber el contenido. Ahora, escribiendo veo que no tiene sentido.

Entonces, decidimos empezar la sesión decidimos en mob programming. Pudimos solucionar el percance entre todos. Sí, digo entre todos porque gracias al público que estaba activo y atento fluyó. Esto fue en parte porque el día anterior ya había conocido algunas de las personas que estaban en el taller sin saberlo. Esto hizo que me sintiese más relajado, como en familia.

Otro tema que no me gustó fue que casi no llegaba el cable HDMI a la “mesa” dónde tenía que poner el portátil y tenía que estar de lado al público en lugar de estar de frente, no podría estar cómodo. Esto es algo que puedo controlar para sesiones futuras llevando mi propio material.

Y bueno, al tener que hacerlo más formato “master class” del tirón sin tiempo para solucionar cada persona el ejercicio terminamos antes de tiempo la sesión, algo que creo que fue un acierto para todos. Ya era el último día y se notaban algunas caras de cansancio.

A pesar de todos estos imprevistos, me lo pasé muy bien. Pude compartir conocimiento, aprender de las personas que vinieron, y reafirmé que incluso cuando las cosas no salen como esperas, se puede sacar algo valioso de la experiencia. También me quedo con la importancia de tener un plan B (o C o D), y sobre todo, con la buena energía de la comunidad. Gracias a quienes participaron, aportaron, corrigieron y rieron conmigo durante la sesión.

¡Nos vemos en la próxima!

Dejo por aquí los recursos relacionados con el taller.